

Era la primera vez que hacia un viaje largo en tren. Pensé que sería interesante.
En el asiento de enfrente iba un señor que parecía tener la piel pegada a los huesos, a mi lado una señora que hablaba por los codos, lo peor es que dirigiéndose a mi soltaba una pregunta tras otra.
Yo quería disfrutar del paisaje y planear lo que haría al llegar.
El señor seco, le dijo a la cotorra que se callara de una vez.
Cuando paso el revisor la charlatana se quejo del viajero “maleducado”. El revisor sin inmutarse:
-Señora, tras un par de estaciones ellos la perderán de vista.
muy bueno!!
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