
Cuando llegue la primavera
iré a verte en bicicleta,
echaré la culpa al pedaleo
de mi taquicardia, pero serás tú.
Eres ese ave azul de mil ojos que
cuida celosa el jardín.
Caminaré sobre las piedras
sin pisar la hierba,
regaré los bulbos con
agua de lluvia
y te invitaré a acercarte a oler
la tierra recién mojada, aunque yo
oleré tu pelo.
Pondré mi mano sobre la tuya
para aprisionar el esqueje,
y sabrás que la promesa de la flor
es nuestra.
Poema del libro : Querencia Recíproca
